Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1854-1856 (Cortes Constituyentes de 1854 a 1856)
Sesión: 3 de diciembre de 1855
Cámara: Congreso de los Diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: n.º 258, 8.801
Tema: Sucesos de Zaragoza y voto de confianza al general O' Donnell

El Sr. PRESIDENTE: El Sr. Sagasta tiene la palabra para una alusión personal.

Ruego a V. S. tenga presente que solo tiene la palabra con ese objeto.

El Sr. SAGASTA: Aludido de una manera directa y terminante por mi amigo el Sr. Calvo Asensio acerca de la conducta que yo con algunos Sres. Diputados adoptamos en el día anterior al votarse la proposición que hoy es objeto del debate, me veo obligado a dar algunas explicaciones, rozando aquella conducta de una manera que creo estará en el ánimo de la mayor parte de los que como yo obraron.

Yo lamento, como lamentarán todos los Sres. Diputados, el camino tortuoso por donde esta cuestión ha venido desenvolviéndose; porque en los tiempos que alcanzamos, cuando hemos sido llamados aquí a hacer una revolución social en el buen sentido de la palabra; cuando hemos sido llamados a introducir no sólo las reformas políticas, sino las económicas; las sociales, lamento como todos los Sres. Diputados lamentarán el giro personal que se ha dado a la cuestión, giro que conduce nada más que a conflictos de naturaleza del que ahora nos ocupa, que es un conflicto, y muy grave.

A consecuencia de la interpelación hecha por un Sr. Diputado, se ha presentado una proposición que envuelve un voto de confianza absoluto, terminante, a una de las personas que componen el Ministerio; mas en esa proposición el voto de confianza no se da a uno de los Ministros, sino a una de las personas que forman el Ministerio, al general O' Donnell.

Yo, señores, tengo por principio general que los votos de confianza sólo pueden darse en momentos supremos, sólo deben darse en circunstancias extraordinarias, cuando hay un conflicto del cual no se puede salir sino de una manera siempre mala para el país; entonces puede convenir un voto de confianza. Cuando la Corona, por ejemplo....

El Sr. PRESIDENTE: Señor Sagasta, a su propia conciencia apelo: ¿es esto hablar de la alusión?

El Sr. SAGASTA: Estoy explicando la razón que tengo para no votar la proposición.

El Sr. PRESIDENTE: Pero eso es infinito, señor Sagasta; V. S. debe contraerse a la alusión, es decir, al por qué V. S. salió sin votar.

El Sr. SAGASTA: Yo digo que no voté el voto de confianza que se propuso ayer a la Cámara, porque no le creía necesario, sino que le juzgaba superfluo; porque, señores, si se sienta aquí el precedente de que cada día que se interpele a un Ministro y que se le dirija algún ataque ha de ser necesario que se presente un voto de confianza para el Ministro a quien se ataque, entonces es indispensable que traigamos los bolsillos atestados de votos de confianza.

El Sr. PRESIDENTE: Las Cortes han admitido la cuestión; no hay, pues, ya que hablar de eso.

El Sr. SAGASTA: Pues entones, ¿de qué manera he de razonar la conducta que observé?

El Sr. PRESIDENTE: Tratándose de una alusión no se puede razonar, sino decir simplemente el motivo que V. S. tuvo para votar.

El Sr. SAGASTA: Pues tuve otra razón además de esta general que entra en mis principios, y que me hace comprender que no está en mi dignidad hacer otra cosa. Tengo, pues, además de ésta otra, razón especial, razón de circunstancias.

Ayer se decía con motivo de la interpelación dirigida a uno de los Ministros, al señor general O' Donnell, que en el Gobierno no hay unidad; que no está compacto; que una es la política del señor general O' Donnell y otra la del general Espartero; que una de estas dos personas es necesario que desaparezca. El señor O' Donnell decía: "si yo estoy demás, que se presente un voto de censura y se verá si merezco o no la confianza de la Cámara;" pero en cambio se presentó un voto de confianza; y la deducción lógica que de esto se puede desprender, no necesito yo hacerla presente, señores, porque está en la conciencia de todos. No creo necesario decir más.



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